Como describe el físico Nassim Haramein, toda aparente forma de materia, es en el fondo una singularidad creada por el vacio al replegarse sobre sí mismo. Como también vemos en el Budismo y otras disciplinas que forman la filosofía perenne, toda forma surge del vacio. Esa vacuidad es la fuente de la que sale la energía del Punto Cero, la energía ilimitada que permite la manifestación de toda forma. Todas las formas están conectadas entre ellas a través de ese vacio o Punto Cero del que nacen, y desde allí reciben y emiten información.
El ADN de nuestras células es una antena que recibe y emite información frecuencial de todo el entorno material que le rodea, y de ese vacio no manifestado. Esta comunicación es recíproca; como lo demuestran los estudios del Dr Vladimir Poponin sobre el efecto del ADN en los fotones que conforman la realidad, y el efecto "ADN fantasma". La epigenética estudia como las frecuencias recibidas desde el entorno, son las que ponen en marcha la expresión de nuestros genes. La tarjeta ADN RAM emite una frecuencia, que impacta en lo profundo de nuestro ADN y hace que nuestras células recuperen su información original, la información de la fuente que les dio forma.
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